"Mirar las cosas de cara, ser capaces de sorprendernos, tener curiosidad y un poco de coraje; saber preguntar y saber escuchar; evitar los dogmas y las respuestas automáticas; no buscar necesariamente respuestas y aún menos fórmulas magistrales" (Emili Manzano)

sábado, 12 de marzo de 2016

UN POCO DE PSICOPATOLOGÍA, POR FAVOR: DESCRIPCIÓN OPERATIVA VS DESCRIPCIÓN FENOMENOLÓGICA


El principal problema es diferenciar la experiencia "depresión", del síntoma "depresión", de la enfermedad" depresión, y con frecuencia los pacientes y los profesionales se equivocan

Valga esta entrada para reflexionar, una vez más, sobre la pobreza de las descripciones de los fenómenos mentales en las clasificaciones modernas. Esto es así porque la subjetividad o la experiencia consciente han sido terreno a evitar por parte de la psiquiatría operativa y las neurociencias hasta fechas recientes. A pesar de la afirmación de que los sistemas clasificatorios psiquiátricos modernos son "fenomenológicamente descriptivos", sería más apropiado describirlos como del comportamiento. Tampoco es cierta la afirmación de que son sistemas ateóricos, simplemente la teoría queda oculta y rara vez se hace explícita. 

Las descripciones operativas en psiquiatría provienen de los ideales del positivismo lógico (empirismo lógico), un movimiento filosófico que se inició en Austria y Alemania en los inicios del sXX, el llamado Círculo de Viena. Se trasladó a la psiquiatría académica debido a la influencia del filósofo positivista Carl Hempel en los 1960s.


Carl Hempel 1905-1997

El positivismo lógico afirma que la experiencia sensorial es la única fuente válida para conocer la realidad. Aunque ausente al inicio de posturas metafísicas u ontológicas gradualmente se fue deslizando hacia una postura que actualmente se conoce como objetivismo y fisicalismo materialista (naturalista): la realidad es como es, independientemente de la perspectiva humana (objetivismo) y la naturaleza de la realidad es completamente física (fisicalismo). Todo lo que existe es reducible a partículas subatómicas y sus interacciones están gobernadas por  leyes físicas eternas. Se deduce que las ciencias deben ser unificadas tanto en metodología como en objetivo, y deben reducir las realidades complejas en otras más simples y expresables en forma de ecuaciones matemáticas.


El positivismo lógico se preocupó mucho por cómo las teorías, expresadas a través del lenguaje humano, podrían ajustarse a la realidad. Al principio se tenía la esperanza de que " la realidad" podía ser fielmente reproducida lingüísticamente por medio de oraciones "observacionales" muy simples, libres de teoría. Sin embargo pronto fue evidente que el lenguaje nunca esta libre de teoría, ni una oración puede evitar las impurezas infligidas por el sujeto que la formula.  

En este contexto, el concepto de definición operativa, garantizando una conexión "objetiva" entre un concepto y su referente "real" en la naturaleza, fue presentado por Carl Hempel en su famosa intervención ante la American Psychiatric Association
"Una definición operativa de un término está concebida como una norma al efecto de que el término es aplicable a un caso particular si la realización de una operación determinada en ese caso produce un cierto resultado característico". 

De esta manera, definir de manera operativa una variable es especificar qué operaciones o actividades debe realizar el investigador para medirla. Estas operaciones se llaman indicadores, y, cuando recogen información de la realidad son capaces de convertirla en datos. E.g. qué tipo de característica debe concebirse para decidir cuando una oración es delirante.

Hempel consideraba a las definiciones operativas como provisionales. De acuerdo con su ideal de la unidad de la ciencia, una comprensión científica de un término debía basarse sobre su dependencia en las leyes de la naturaleza. Creía que los términos mentales acabarían siendo reemplazados por un vocabulario apropiado de ciencia física y su realidad  regulada por leyes predecibles. Una versión radical contemporánea de esta visión es el materialismo eliminativo: los términos mentales (e.g. voluntad, albedrío, deseo, esperanza) son ilusiones sin un referente en la naturaleza y deberían ser reemplazados por términos neurocientíficos acerca de actividades cerebrales.





Spitzer (1988), la figura detrás de la creación del DSM-III (1980), resumió el dilema empirista de la psicopatología contemporánea de la siguiente manera:
"La imposibilidad  de una descripción pura tiene una consecuencia aún más importante: si todo lo que hemos considerado hasta la actualidad como datos "puros" son el resultado de determinados procesos de interpretación, estos procesos deberían ser sometidos a un estudio razonado meticuloso. Así cualquier intento de obtener mejores descripciones y una mejor comprensión de la percepción, el pensamiento, y las experiencias, solo consisten en reflexiones sobre teorías que ya tenemos y usamos, i.e. el razonamiento filosófico".

A la práctica, estos problemas conceptuales fundamentales en la psicopatología operativa produjeron que vastos dominios de la experiencia humana (e.g. ideas como self, identidad, variedades de la experiencia delirante, vivencia del tiempo, experiencias cognitivas sutiles) han desaparecido de los manuales diagnósticos debido a que no son accesibles a descripciones en un vocabulario simplista y no especializado, y desconectado de toda explicación acerca de la subjetividad humana. De igual manera, cualquier reflexión acerca de posibles relaciones entre diferentes síntomas sus expresiones se desalienta pues se interpreta como una transgresión al dogma empirista dominante. Además, tal reflexión no puede ser articulada intersubjetivamente debido a  la ausencia de un marco descriptivo sistemático para la conciencia humana. 

A nivel de formación, los psiquiatras son educados únicamente a partir de los manuales oficiales, con un marcado empobrecimiento del conocimiento acerca de los fenómenos anormales. En la mayoría de los manuales y tratados de psiquiatría, las descripciones clínicas de los trastornos mentales apenas ocupan más del 10% del texto y progresivamente se están simplificando a una reproducción de los criterios diagnósticos "operativos".

Una de las posibles soluciones sería el desarrollo de un marco psicopatológico teórico para el estudio de la experiencia o la subjetividad humanas. Uno de estos marcos teóricos más prometedores es la fenomenología.




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